7empest escribió:"Hace poco me preguntaron si existe el underground hoy. Creo que si puedes poner el nombre del grupo que te dé la gana en un ordenador y suena su música ya no hay underground".
Esta frase creo que ejemplifica muy bien lo que digo, una persona que vive de la nostalgia y que ha perdido el contacto total con la escena actual.
Yo puedo entender esto perfectamente. No es lo mismo esperar semanas o meses para escuchar una cinta que te ha pasado un amigo al que se la ha grabado un contacto en el extranjero que googlear el nombre de un grupo seguido de la palabra Bandcamp o meterte en Spotify, Deezer o Apple Music para escuchar esa música. No es lo mismo que una banda venda su demo a alguien que se entera de su existencia por un fanzine del que se imprimen 500 copias o que esa banda fiche por alguna de las muchas disqueras que existen ahora, ya sea al nivel de Century Media o al de Transcending Obscurity o Iron Bonehead. Y ya no digamos todas esas webs que están a un clic que descubren nuevas bandas casi a diario.
Internet, para bien o para mal, ha cambiado las reglas del juego y la visibilidad de una banda y las posibilidades de que se escuche su música sin esfuerzo alguno han crecido exponencialmente. Que sí, que al final igual el que la hace es un tío que está en una habitación aislado del mundo y ni sus padres saben que graba demos, pero la tecnología ha hecho que todo sea más visible y eso es innegable. A mí al menos eso me hace plantearme si existe eso del underground en nuestros días. Y yo no he perdido contacto con la escena actual, te puedes fiar de mí.
Otra cosa es que el valor de la música, en lo que a mí respecta, se ha depreciado bastante con el exceso de oferta. En los 90, cuando el metal extremo era un campo prácticamente virgen, se celebraba cada lanzamiento (aunque algunos por ese motivo, en mi opinión, se han convertido injustamente en clásicos) y dudo que al principio de la década llegaran a ser más de 30-40 discos los que se lanzaran cada año, discos que eran fruto de la "experimentación", de intentar grabar correctamente una música de la que no había casi referentes. Ahora cuántos discos de extremo se editarán en un año, ¿4000? ¿5000? Y ya quien más quien menos sabe grabarlos y no hay que gastarse miles de euros en un estudio, aparte de que estos discos se ciñen a estilos que ya están bastante predefinidos y asentados, así que aunque todo suena como tiene que sonar yo al menos apenas me llevo sorpresas. Teniendo todo esto en cuenta es fácil ser nostálgico, la verdad, porque de principios de los 90 a mediados-finales de la década había muchas posibilidades de escuchar algo que no habías escuchado antes.
El camino más aburrido entre dos puntos es la línea recta.