CRÓNICA

Mucho tiempo hacía que Baroness no se dejaban caer por la piel de toro. Desde su anterior visita presentando su debut, "Red Album", la banda ha ido ganando cada vez más peso y relevancia dentro del circuito del metal, y a pesar de que algunos critican los derroteros que ha ido tomando su sonido con el paso de los discos, también son muchos los que han terminado aplaudiendo su evolución que ha culminado en el reciente "Yellow & Green" que venían a presentar.

Entramos en la Caracol ya con Trono De Sangre repartiendo cera de la buena. Su hardcore cargado de influencias más cazurras aún, sonó excesivamente potente, aunque fue un buen calentamiento para lo que nos esperaba después. Por su parte, Jardín De La Croix casi nos hicieron creer que ellos eran las verdaderas estrellas de la noche. Con un sonido impecable, los madrileños demostraron sobre las tablas toda su pirotecnia instrumental. Las canciones de su "Ocean Cosmonaut" son un tour de force lleno de virguerías y piruetas imposibles que a veces piensas que no pueden ser llevadas aún más al extremo. Un auténtica gozada comprobar la buena salud que sigue teniendo el underground de nuestro país.

  A las once la noche, Baroness fueron recibidos como unos grandes y se despidieron como tales. Con un John Baizley enchufadísimo desde el principio (nadie diría que estaba un poco malito, como reconocería al finalizar el show) fueron desgranando lo mejor de su repertorio que se centró sobre todo en sus dos últimas obras. El arranque con la tremendísima "A Horse Called Golgotha" y ese nuevo himno que es "March To The Sea" nos hacían presagiar que íbamos a disfrutar de lo lindo.

El sonido fue perfecto, especialmente en lo que se refiere a las guitarras. Cuando se lanzaban a hacer solos, por momentos parecía que estuviesemos delante de unos Thin Lizzy en versión sludge metal. La compenetración entre John y Peter Adams era total y en líneas generales los de Savannah demostraron muchas ganas ante un público agradecido. La parte central de la actuación fue para sus nuevas composiciones. "Take My Bones Away", "Cocainium" y una emocionante "Eula", dejaron bien claro que por muy diferente que resulte su nuevo trabajo, la calidad sigue estando ahí.

  Ya el recta final cayeron "Isak" (creo que la única que sonó de su primer disco), "The Sweetest Curse" y en el bis, "Jake Leg", con la que se despidieron. Con un gran disco bajo el brazo y directos como el de esa noche, Baroness merecerían empezar a despuntar por encima del resto de coetáneos e incluso de compañeros como Mastodon, ya que por lo menos en directo demuestran tener muchos más recursos.