CRÓNICA

Tres años más tarde y con un nuevo disco bajo el brazo volvían a presentarse los británicos Muse en nuestro país. Esta vez se había reducido el número de conciertos en la península, pasando de los cuatro de 2003 a tres en la reciente gira, pero esperando una mayor afluencia de público se optó, como era de esperar visto el gran incremento de la popularidad del grupo, por realizarlos en recintos de mayor aforo. Casi como sustituta natural de San Sebastián, donde el velódromo se les quedó pequeño en su última visita, se dispuso una fecha en Barakaldo, ciudad limítrofe a Bilbao y que acoge su Feria de Muestras (Bilbao Exhibition Centre). Ahí es donde estuve el martes 24 de octubre, disfrutando de lo que, como era de esperar, resultó un gran concierto.

Tras la apertura de puertas, a eso de las 20:00, me dirigí al pabellón correspondiente, dentro de los seis que forman el BEC. Tocó hacer tiempo hasta las 20:45, momento en que después de una buena sesión de música donde pudimos escuchar a grupos de la talla de Nine Inch Nails, Deftones o Rage Against The Machine; salieron a escena Poet In Process. Elegidos como teloneros temporales para algunos de los primeros conciertos de la gira por la imposibilidad de contar con The Noisettes, quienes se acoplarían más tarde por tener acordadas varias fechas en el Reino Unido, ofrecieron una imagen más que aceptable. Los barceloneses fueron de menos a más, mostrando un repertorio basado en su primer largo, “Free Way”, del que tocaron varios temas como “Why”, “The Other Side” o “A New Poet In Process”. Pop-rock de corte británico, de calidad y que en cierto modo consiguió animar al público, aunque éste podía haberse mostrado algo más receptivo. Un público por otra parte extrañado, al ver que su vocalista se dirigía continuamente a nosotros en inglés. En cualquier caso mejoraron el ambiente, y de haber tenido más nombre seguro que mucha más gente habría vibrado con su actuación.

Restaban aún tres cuartos de hora para que diera comienzo el verdadero espectáculo, tiempo de sobra para pasar por el bar, los servicios… y empezar la habitual batalla para intentar ganar posiciones. Con un retraso mínimo se retiró el telón negro y la emoción se apoderó de la mayoría de los presentes. En ese momento la imagen era la siguiente: Matt Bellamy en pie con su guitarra, subido a un podium donde se había dispuesto el piano, secundado a su izquierda por Chris Wolstenholme; ambos envueltos por un espectacular decorado lleno de luces y pantallas. Entonces a todos nos vino a la mente la misma pregunta: ¿dónde estaba Dominic?. Si ya nos encontrábamos impresionados con toda la parafernalia montada a ver quién imagina nuestras caras cuando vimos que, con las primeras notas de “Take A Bow”, el prisma situado a la derecha de Matt se levantaba dejando a la vista al batería…

Abrieron pues con el primer corte de su último trabajo, “Black Holes And Revelations”, de una forma absolutamente épica. Tras él vino “Hysteria”, gracias a la cual ya comenzamos a asimilar que la situación no era un sueño. Las canciones se iban sucediendo con una ejecución impecable. “Map Of The Problematique” dejó paso a la genial “Butterflies & Hurricanes”, sin lugar a dudas una de las mejores de Muse, mucho más intensa que en disco y con un añadido de piano que hizo que se nos erizara aún más el vello.

“Assassin” fue la encargada de sacarnos de esta situación de asombro, poniéndonos en movimiento desde ese riff inicial que tanto recuerda a la mítica serie “El coche fantástico”. Casi sin querer nos encontramos con otro temazo, “New Born”, coreada al unísono por la multitud. “Forced In” puso la nota de color, al no ser para nada esperada tratándose de una rareza recogida en el “Hullabaloo”. Con sus últimas notas, tocadas por Matt y Chris recogidos en torno a Dominic, se había consumido prácticamente medio concierto.

Nadie podía imaginar lo que se nos vendría encima con “Bliss”, y hablo de forma literal. Reconocida inmediatamente por su comienzo, desarrollado por un cuarto músico que intervino oculto en los teclados en varias ocasiones, nos sorprendió con unos enormes globos gigantes llenos de confeti que se lanzaron sobre nosotros y con los que jugueteamos durante todo el tema. Y pocas cosas más puedo decir a partir de aquí sin que resulten obvias o repetitivas. Los sentimientos y emociones que albergamos en las siguientes canciones eran los de esperar, y así transcurrieron “Hoodoo”, “Feeling Good”, “Invencible”, la radiadísima y por tanto conocidísima “Supermassive Black Hole”, “Plug In Baby”, “Starlight”; “Time Is Running Out”, ligeramente truncada por un fallo en el alumbrado y la potente “Stockholme Syndrome”, que sirvió de cierre antes del bis. Bis que, por desgracia, sólo incluyó una canción, “Knights Of Cydonia”, que terminó con un karaoke espectacular.

Fue una noche realmente brillante. La verdad es que al directo de Muse, en cuanto a sonido, no se le puede poner una sola pega. Fuera de él sí. Aunque se esforzó por hacer algún comentario en español, Matt se mostró muy poco comunicativo. La cercanía al público no es un punto esencial pero personalmente sí que lo considero importante. Por otra parte el concierto fue más corto de lo esperado, unos 80 minutos. El setlist hay que reconocer que fue bastante variado, aunque lo habría sido más si no hubieran quitado sobre la marcha tres temas que estaban previstos. No sabemos a cuenta de qué decidieron recortarlo, aunque dudo que la culpa la tuviéramos los presentes... A pesar de ello, la gran mayoría volvimos a casa bastante satisfechos tras haber presenciado un espectáculo digno de guardar en el recuerdo.


Fotos: Roberto Quintela