CRÓNICA

No sé me ocurre ahora mismo alguna otra reunión producida en los últimos años que haya levantado tanta polémica y hecho correr tantos ríos de tinta como la que los suecos Refused anunciaron a principios de este 2012. Para muchos de sus seguidores, su regreso ha supuesto una enorme mancha sobre aquella rotunda carta de despedida que dejaron tras su abrupta separación, asegurando que jamás volverían ni intentarían engrandecer lo que habían hecho en el pasado. Seguramente molestó incluso más que los de Umea se dedicaran ese verano a participar en grandes festivales europeos cobrando (según dicen algunos) altas sumas de dinero, algo que parece impropio para una formación de hardcore que se considera anitistema.

Pero por otra parte (y permítanme incluirme entre estos) los hay que han visto en esta reunión una oportunidad única para poder disfrutar de un grupo de culto que casi nadie pudo ver en directo en su momento cumbre. Al fin y al cabo, no deja de tratarse de un simple concierto al que vas para disfrutar de la música. Y eso es lo que hicimos unos cuantos el pasado viernes en la madrileña sala La Riviera.

Lamento no poder reseñar nada de Moksha y Buena Esperanza (los grupos teloneros, a los que más tarde Dennis Lyxzen aplaudió, pidiendo que siguiésemos apoyando a los grupos locales), ya que entramos directamente en la sala cuando ya todo parecía estar preparado para la actuación de los de Umea. A eso de las 21:15 se apagan las luces y tras un telón se deja adivinar el nombre del grupo, por cuyas letras podemos observar lo que sucede en el escenario. Es así que mientras suena la intro de “The Shape Of Punk To Come”, la banda toma posiciones, y a la que se baja el telón, aquello se convierte en una batalla campal que no pararía durante la siguiente hora y cuarto.

Sorprendentemente, la sala tuvo uno de los mejores sonidos que recuerdo en bastante tiempo, algo que terminó de redondear un show breve pero no por ello falto de intensidad, que solo bajaba cuando Dennis se arrancaba con alguno de sus discursos. Curioso por cierto el parche reivindicativo del 15-M que lucía David Sandstrom en su bombo, o el recuerdo para las Pussy Riot, demostrando que por mucho que se diga, no han perdido su espíritu combativo y de grupo con mensaje. Como era de esperar, sonó "The Shape Of Punk To Come" practicamente entero: "Refused Party Program", "Deadly Rythm", "Summer Holidays Vs. Punkroutine", "Refused Are Fuckin’ Dead"… sin olvidarse de otros cortes igual de imprescindibles de su catalogo como "Circle Pit", "Hook, Line & Sinker" o "Rather Be Dead". Incluso llegaron a interpretar un trozo del "TV Eye" de The Stooges.

El grupo sonaba a tope de revoluciones, capitaneados por la batería de David (tremenda la pegada que imprime este tipo) y un Dennis que no paró de jugar con el micro, marcarse unos bailes que ni Michael Jackson e incluso sobrevolar cual mesías las cabezas del respetable. El bis final llegaba con la esperadísima “New Noise” que terminó de convertir aquello en un sálvese quién pueda. Una barbaridad digna de vivir las veces que hagan falta. Por desgracia, el cierre con “Tannhauser/Derive” se quedó en nada tras semejante pepinazo.

Aún queda la duda por resolver de si se atreverán con un nuevo trabajo de estudio dando continuidad a la reunión o esto simplemente ha sido algo puntual. Lo que quedó claro tras lo de aquella noche, es que si a Refused se les pueden achacar muchas cosas en lo que a su discurso político se refiere, en la parte musical no se les puede poner ni un solo pero.