Diario de gira parte 2
El viaje de Argentina a Chile ha sido la mayor paliza que prevemos en esta gira; más de 25 larguísimas horas de autobús atravesando los Andes, que nos dejaron en Santiago a las 7:00 de la mañana del martes pasado, el mismo día del concierto. Afortunadamente allí estaba Jorge, promotor del concierto, que como en cada sitio al que llegamos, nos recibió con todo el cariño del mundo y nos llevó a descansar. Fue un día lluvioso pero muy bonito, en el que tuvimos algo de tiempo de visitar el centro de la ciudad antes de ir a la sala, que se encontraba en un barrio precioso. Allí, prueba rápida y un concierto tremendo en el que volvimos a comprobar las semejanzas entre el público español y el latinoaméricano; ellos también lo dan todo, aunque sea un martes.
No pudimos descansar mucho ese día. Llegamos al hotel a eso de las 3 de la mañana y a las 6 ya estábamos camino del aeropuerto para viajar hasta Bolivia, donde nos esperaba una calurosa bienvenida pero también el tremendo revés del mal de altura. A casi 5000 metros de altura que está situado el aeropuerto, nuestro cuerpo notó el impacto de la falta de oxígeno, y aún a pesar de que Giovanni y la gente que nos esperaba nos trajo caramelos de coca para sobrellevarlo, no llegamos a encontrarnos bien del todo en ningún momento. El mal de altura está provocado por la falta de oxígeno, y además de mareos, falta de sueño o de apetito, provoca un mayor cansancio en cada esfuerzo que se hace, y así, las tres plantas que había que subir en el hotel se convierten en una escalada titánica. El principal remedio local para solucinarlo es la hoja de coca y sus múltiples maneras de tomarla; fumada, en caramelos o infusiones. Y es verdad que ayuda.
Lo ocurrido en La Paz nos ha sorprendido muy gratamente en todos los aspectos. Las ganas con las que se nos esperaba allí nos han desbordado. Pudimos viajar en teleférico, el más largo del mundo según los de allí, que funciona como un metro en cualquier otra ciudad. Tuvimos una rueda de prensa con medios locales y especializados por la mañana del día siguiente y luego acudimos a la sala donde se congregaron más de 400 personas en un show absolutamente intenso y brutal en el que estuvimos acompañados de jóvenes bandas locales de muy buen nivel. Esa noche nos acostamos tarde pero muy contentos, una vez más, y unas pocas horas después ya estábamos de camino a Perú.
Allí, en Lima, nos encontramos con el calor y la humedad del Pacífico. Un cambio total respecto al lugar del que veníamos. Esta fecha era especial porque el promotor original que nos contrató había desaparecido semanas antes, y eso hizo peligrar la gira, pero fue entonces cuando apareció la figura de Iván, un hombre con un corazón y una inteligencia enormes y una tranquilidad pasmosa que retomó el evento y nos ayudó en todo lo que pudo. No olvidaremos nunca el favor que nos ha hecho, ni el calor recibido de la gente que le rodea, ni esos vinilos de música peruana que nos ha regalado (incluido uno de los Saicos, que nos ha hecho una ilusión tremenda).
El concierto tuvo lugar en un sitio llamado Óxido en el bohemio barrio de Barranco en el mismo fin de semana en que se celebraban las elecciones nacionales. Una circunstancia que lo condiciona todo, porque de hecho, durante esos días estaba vigente una ley seca por la cual se prohíbe la venta o consumo de alcohol e incluso la celebración de eventos como el que íbamos a hacer nosotros.
Era viernes, se trataba de una sala pequeña pero con toda la infraestructura necesaria y antes del concierto todo apuntaba a que sería el bolazo que luego tuvo lugar. Lo dimos todo, igual que el público, antes y después. Nos acostamos muy tarde ese día, pero una vez más, muy contentos de estar pudiendo vivir esta oportunidad en la que además de estar aprendiendo millones de cosas, estamos conociendo a gente verdaderamente excepcional.
