En fin, este 2013 ha sido el año en el que he renegado del punk y del hardcore definitivamente (ya no me aportan nada en absoluto) y he empezado a acercarme más en serio a la clásica contemporánea, música de cámara y demás altezas. Mi idilio ha empezado con el descubrimiento del minimalismo y el serialismo, dos movimientos de la segunda mitad del siglo XX que guardan cierta relación, salvando las distancias, con el post-rock y el ambient que se vienen haciendo estos últimos años: repetición, interés por la textura y ausencia de melodías.
Este post es para comentar cualquier tipo de música clásica desde el renacimiento hasta las últimas vanguardias con la fusión de estilos propia de los últimos años.
Steve Reich: quizá el gran compositor vanguardista del siglo pasado y uno de los pioneros del minimalismo. Su obra es eminentemente experimental, empezó trabajando con cintas de cassette en los 60 para crear música a base de copiar/pegar, al estilo de la masterización actual pero con medios completamente analógicos. De hecho su primera obra es la edición de una cinta grabada con una única frase, a partir de la cual a base de repetir y variar la velocidad termina convirtiéndose en un tema completamente hipnótico en el cual la voz desaparece por completo pese a ser lo único que suena. Este será un preludio a sus obras posteriores.
Y el cenit de su obra es Music for 18 musicians, una auténtica delicia basada en los mismos preceptos musicales pero con una orquesta. Una de las experiencias sonoras más acongojantes que me he llevado a la oreja:
Arvo Pärt: Compositor estonio también a la vanguardia durante buena parte del siglo pasado, aunque este se volvió religioso con el paso de los años y sus últimas obras van por los derroteros de la música litúrgica. Destaca su Tabula rasa, aunque personalmente me quedo con los trabajos para coro de sus últimos años, como el sublime Da pacem:
Por recomendación de dimive estuve escuchando también a este señor, Lubomyr Melnyk. Otro pianista del minimalismo que se caracteriza principalmente por la velocidad vertiginosa a la que toca. Me escuché su primera obra y aunque tiene partes realmente dolorosas, otras te elevan directamente al cielo:
Ya en el siglo XXI es indispensable hablar de Max Richter. Con algunos buenos trabajos a cuestas como Memoryhouse, su cumbre hasta ahora es su reinterpretación de Las cuatro estaciones de Vivaldi. Máximo exponente del post-minimalismo y con solo 47 años es uno de los compositores clave hoy en día, capaz de reinventar una pieza de 300 años con un simple cambio de compás:
Ya en el terreno de la vanguardia más popular, tenemos una serie de artistas que partiendo de una visión heredera del minimalismo y añadiendo un punto de romanticismo y elementos electrónicos propios del glitch están haciendo una música espectacular. Últimamente hablo mucho del alemán Nils Frahm, pero es que me parece muy crack:
También de este año y aunque desconozco la obra anterior de su autor, me ha sorprendido mucho el disco de Tim Hecker, que va mucho más allá en la fusión de la estética minimalista con la tecnología del siglo XXI. Una prueba:
Otro ejemplo claro es el japonés Kashiwa Daisuke, pianista y productor aficionado al glitch que en 2007 se cubrió de gloria con este tema, Stella. El resto de su discografía es también disfrutable.
Y como solo he hablado de contemporáneos pero también hay sitio aquí para nuestras joyas clásicas, voy a dejar una de las obras maestras del más grande de todos los tiempos. A la gente de aquella época se le tenían que caer sus blancas pelotitas al suelo escuchando esto. ¡Se me caen a mí que ya he escuchado de todo!