A mí la cosa es que no me gusta mear sentado, y menos cuando cago, así que lo que suelo hacer es primero meo de pie, luego echo papel en el wc para que no salpique, y a continuación me siento a evacuar.
pd: qué conversaciones tan bonitas, aishhh
OrientalBLCircus escribió:¿Eing? ¿Nos tenemos que presentar todos en fila india para ti o cómo va esto?
BayBee escribió:Soy el único del foro que se autoproduce estornudos por el placer que supone estornudar¿?
BayBee escribió:korova escribió: follar si, y mucho.
Cuidado con lo que dices, muchos ya están planeando excusas para alojarte en su casa, y entre una cosa y otra, a ver si cuela..
BayBee escribió:pd: qué conversaciones tan bonitas, aishhh
"He pillado a mi hijo viendo porno". Pongamos que se llama Urrutia, como el personaje de 'Vaya Semanita'. Hacía dos horas que nos habíamos reencontrado tras hacerlo, por última vez, en el patio del colegio una tarde de 1983. Nos pusimos al día en tiempo récord y, a lo largo de la noche, reactivamos recuerdos y lugares comunes. Pero el asunto de su primogénito lo llevaba entre ceja y ceja. "Tenemos el ordenador que utilizamos todos en una sala y aun así se las ingeniaba para entrar en ciertas páginas". Otro de los contertulios, de otro colegio pero también viejo amigo, le puso al día sobre sistemas cortafuegos, nunca mejor dicho y utilizado el término, dado el ardor del mozo. Fue entonces cuando recordé que el antaño compañero de pupitre y un servidor nunca fuimos santos. Y no éramos los únicos. "¿Te acuerdas del quiosco de Doctor Areilza?". No hizo falta decir más. Una sonrisa guardada 30 años, asomó en su cara y volvimos a tener cara de adolescente que lleva secreto. Eran otros tiempos, de acuerdo, pero fuimos los reyes del porno. O eso creíamos. Bendita inocencia.
Los altos de los armarios. Ese era el lugar en el que se escondían los tesoros. Que levante el dedo alguien de los 60, sobre todo hombres, que no buscara en el cuarto de sus padres algo que no debía. En el caso de Urrutia fue un viernes tonto que le tocó quedarse solo mientras su padre aún no había llegado y su madre tenía reunión de escalera, como se llamaba antes a las reuniones de comunidad de vecinos. Subido en una silla y un cojín, al principio solo palpó una caja. Intentó alcanzarla, pero desistió tras tocar unos papeles situados bajo ella. Los extrajo con la punta de los dedos. Era un 'Papus'. El neandertal de las porno. De hecho, no era porno. Pero salían escenas desconocidas y dibujos explícitos para la época. Ahora provocaría risa. Juanma, en cambio, no se rió. Bastante tenía con mantener los ojos en las órbitas, mientras notaba que los calores le subían a la cara y viajaban a su aire. Desde aquel día, aprovechó las ausencias de los mayores, escasas para su gusto, para inspeccionar el alto del armario. Y así, otra tarde en la que su madre le dejó viendo 'Con ocho basta' para bajar a casa de una vecina, encontró un 'Interviú'. La portada casi le hace caer. Y no hablemos de las páginas interiores.
Ahora entendía la justificación de su padre cuando compró un periódico, dos revistas para su madre, tres tebeos para él y algo que no pudo ver. "Es que los artículos de Umbral son fantásticos", había comentado nervioso al quiosquero. ¿Umbral? El no veía a ese señor por ningún lado. No hace falta decir que, a la mínima oportunidad, la llevó a la calle. Esa tarde de sábado no la olvidamos ninguno de los presentes. Salvo Sola. Tampoco se llamaba así, pero da igual. Tenía una colección de revistas 'Lib'. Su padre regía un taller y algún camionero las dejaba allí cuando se aburría de llevarlas en la cabina. Pero quien se llevaba la palma era Cantero. Tenía una colección de 'interviús'. Incluidos el de Marisol y el de Tita Cervera, antes de ser baronesa. Estoy seguro que hoy en día los guarda. Él era así. Como Zarrabeitia, otro nombre imaginado, cuyo hermano era marino y traía a casa revistas del norte de Europa que harían derretirse al Polo Norte.
Y luego estábamos los demás. Un servidor, que los primeros pechos que vio más allá de los maternos fue en un número de la revista 'Sal y Pimienta', se aficionó a ello con una celeridad que no existió, por ejemplo, para las raíces cuadradas. De hecho, Urrutia, el que ahora pone el grito en el cielo por la afición de su hijo al porno, pagaba la revista y un servidor la compraba. Por entonces era alto para mi edad y la voz, salvo algún gallo traidor, resultaba casi adulta. En realidad no era así, pero el quiosquero no hacía preguntas. Urrutia la leía, es un decir, el primero. Y luego por la gestión, quien esto teclea. El resto la iba pillando en riguroso orden alfabético.
Pero llegaron 'Play Boy', 'Penthouse' y otras revistas que dejaban a las anteriores en juegos de niños. Y un día perdimos el pudor y las llevamos a clase de dibujo, para ver quién llevaba la más bestial. Siempre ganaba Solar. Nunca supimos de dónde las sacaba. Aún sigue siendo un misterio. Como ese absurdo pudor de un padre por no hablar con normalidad con su hijo sobre algo que él vivió. Olvidar cómo fuimos, es la antesala del distanciamiento con las siguientes generaciones. Cuidemos dónde entran, ojo con los peligros de internet, expliquemos que el sexo no es solo eso, hablemos del cuerpo propio y del ajeno como algo que merece respeto… Pero recordemos al hacerlo, aunque no se lo digamos, o sí, que nunca fuimos santos. Aunque hay algo que les diferencia a Urrutia y a su hijo. Antes, buscar el pecado era más complicado y, sobre todo, más divertido.
le puso al día sobre sistemas cortafuegos, nunca mejor dicho y utilizado el término, dado el ardor del mozo
Conde_Duque escribió:BayBee escribió:Soy el único del foro que se autoproduce estornudos por el placer que supone estornudar¿?
Yo que tú me replanteaba ir a proyecto hombre
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