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 Berri Txarrak

CRÓNICA

Berri Txarrak
Berri Txarrak, Nizuri Tazuneri
22 de Noviembre de 2019 por Jorge Azcona Navarra Arena (Pamplona) 2122 lecturas

El pasado 12 de diciembre las dos palabras con las que Berri Txarrak dieron sentido a su existencia allá por 1994 retumbaron más fuerte que nunca al anunciar un hiato indefinido en el mejor momento de su carrera. A lo largo de estos doce meses, todos y cada uno de los tramos que han formado su gira de despedida han sumergido al trío de Lekunberri en una vorágine social sin precedentes, desde su paso por el extranjero (Alemania, USA, Japón) o los históricos conciertos de Kobetamendi y WiZink Center, hasta el que nos ocupa, uno de los dos que pusieron la guinda final en el Navarra Arena.

Recordadas serán también las imágenes de las kilométricas colas para conseguir una entrada física en los gaztetxes y salas de pequeño aforo que tuvieron la suerte de ser testigo de la gira. Estos sirvieron para homenajear a la cultura vasca y de paso a esa gente que colapsó todos los servidores de entradas y se quedó a las puertas de este par de conciertos en pocos minutos. Los 23000 que sí lo hicieron no solo abarrotaron este coqueto pabellón de manera histórica, sino que lo llenaron de sonrisas, lágrimas, nostalgia, y por qué no decirlo, de una extraña sensación de la que costará recomponerse. Y es que no hizo falta que apareciera siquiera el trío protagonista para escuchar la primera ovación de la noche con el anuncio de un libro oficial de fotos de la gira y una película (me decanto más por una especie de documental) para 2020. Dichos aplausos los echaron en falta Nizuri Tazuneri, banda invitada de hip-hop moderno/trap cuya presencia solo la pudimos justificar en el idioma y un compromiso ideológico parejo al de Berri Txarrak. Siempre es de elogiar que la banda tenga en cuenta a combos cercanos, emergentes e incluso con cierta conexión vital para abrir sus conciertos, pero estoy seguro que el hardcore melódico de Leihotikan caldeó más y mejor los prolegómenos del sábado.

El ambiente aletargado tardó en despertar lo que les cuesta a Gorka, David y Galder saltar a escena y atacar un recuperado “Gelaneuria”, primer tema de la noche y perfecto resumen de muchas de las facetas que Berri Txarrak nos han ido regalando a lo largo de su trayectoria, intensidad, sensibilidad y pasión. Estos dos últimos atributos afloran aún más en “Spoiler!” y “Jaio.Musika.Hil”, despertando su instinto pop en la primera para acabar resumiendo en poco más de tres minutos una carrera de 25 años. Pese a que su diversa discografía fue salpicando todas las fases del repertorio, este primer bloque sirvió para que “Libre” tuviera el reconocimiento que muchos siempre reclamamos, con las inmensas “Izena, izana, ezina”, “Kanta goibelak” y una de las primeras sorpresas de la noche, “Hil nintzen eguna”. A la algarabía general se sumaba el siempre comedido cantante, pidiendo más al público en la parte central de “Libre” con un gesto desafiante y cariñoso al mismo tiempo.

Pero si algo iba a caracterizar estas dos últimas citas era su facilidad para desatar emociones. “Zertarako amestu” convertía el escenario en un cielo estrellado y el público creaba una instantánea similar mientras se replanteaba una sencilla pregunta. ¿Para qué soñar cuando podemos vivir un momento como este? En estas tesituras vivió un segundo bloque marcado por la pegajosa melodía de "Oreka" y su ya inseparable "Toro" de El Columpio Asesino, bisagra en su sonido y que une a los que vibran con "Biziraun" o "Denak ez du balio" y los que bailan al ritmo de "Poligrafo Bakarra" o "Lemak, aingurak". Muchos se preguntan cuál es el secreto y la fórmula con la que Berri Txarrak han llegado hasta aquí, y en esa capacidad de ir renovando generaciones y no perder a ninguna de ellas está la respuesta.

La segunda novedad de la noche llegaría de forma inesperada con "Tortura nonnahi", corte de un primigenio debut olvidado por la banda a lo largo de casi toda su carrera. Gorka busca con la mirada la pancarta de una cuadrilla que lleva pidiendo este tema a lo largo de toda la gira. Hoy no ha habido suerte, pero cuentan que el sábado no fallaron a la cita. Las sorpresas continuaron en este primer bis con "Xalala Riki Riki", canción de los payasos Takolo Pirritx eta Porrotx que no solo devuelve a muchos a su infancia, sino que hace clara referencia a la censura del alcalde de Pamplona hacia este colectivo en los últimos días. La virtud de remover conciencias es otro de los pilares básicos en Berri Txarrak, y tanto la reivindicación del euskera como el conflicto catalán tuvieron su altavoz en temas como "Stereo" y "Sols el poble salva al poble" de KOP. Este punto del concierto quedaría más grabado para el público que acudió el último día, ya que Aitor Goikoetxea, Mikel "Rubio" y Aitor Oreja salían a escena y desempolvaban sus instrumentos en el propio "Stereo" e "Ikasten". Si este fin de semana era el homenaje al cuarto de siglo de Berri Txarrak, sus miembros originales no podían faltar a la cita.

El último bloque nacía de una desnuda "Maravillas" para acabar muriendo con el grito desgarrado de "Oihu". En medio de todo ello, "Ikasten" y "Katedral Bat" rellenan por un instante el hueco que la banda deja desde este mismo momento. En la retina no solo quedarán las imágenes de esta mágica noche, sino el recuerdo imborrable de una de las bandas más sinceras de nuestra escena. Como dijo en más de una ocasión el propio trío, "la pasión es el mínimo exigible". Vaya si lo fue.


Fotos: Eider Iturriaga


COMENTARIOS

1 Comentarios

  • #1
    USER_AVATARel 3 de Diciembre de 2019
    dinamita
    Entonces que dos canciones tocaron exactamente la antigua formación? Tenía entendido que Stereo e Ikasten


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