• LO MEJOR DE LA DECADA (10/10)

    Publicado el 28 de Enero de 2020 por Ramón F. L.
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    LO MEJOR DE LA DECADA (10/10)
    No contentos con presentaros la lista de lo más destacado de 2019, para Zona-Zero era casi un deber moral hacer lo propio con la década recién concluida. Así pues, con placer, y tras un inmenso esfuerzo de revisión, coordinación y análisis, os presentamos nuestro Top de los 2010. En diez entregas, a razón de una al día de lunes a viernes, durante las próximas dos semanas daremos a conocer los 100 discos que más han marcado a los miembros del staff, cada uno con un pequeño texto para que si no conocéis alguno os entre el gusanillo de descubrirlo, o, si ya lo habéis hecho, tengáis ganas de revisarlo.

    A todos aquellos a los que se les llena la boca diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, les rogamos encarecidamente que echen un vistazo a nuestra lista, porque creemos que en ella hay razones de sobra para seguir creyendo en la creación musical a estas alturas, e incluso para sorprenderse. Por otro lado, si ya resulta complejo abarcar un año no digamos una década, así que es normal que echéis en falta ciertos discos que tengáis en alta estima o, cómo no, que os sobre alguno. No os cortéis y comentad esas sangrantes ausencias y presencias en nuestro foro o en las redes sociales.

    Ojalá disfrutéis leyendo tanto como nosotros lo hemos hecho eligiendo.

    #91


    El disco en el que los finlandeses llevaron al folk metal a otro nivel de heroísmo y grandilocuencia. Sencillamente perfecto en su estilo y lo más épico de la década.

    #92


    En largos como “Of Fracture and Failure” y “Everything Is Fire”, el trío neozelandés partió de las enseñanzas de la escuela de death metal técnico que definieron los canadienses Gorguts en su reverenciado “Obscura” y le dieron un cariz si cabe más pesado y aplastante, como si de unos Immolation más cavernosos e hipervitaminados se tratara. Entre disonancias y riffs angulares, los temas de Ulcerate se retuercen, crecen y mutan dejando tras de sí un rastro de mandíbulas desencajadas y destrucción. A destacar la batería de Jamie Saint Merat, que evoluciona como una bola de demolición con un feeling jazzy de lo más exquisito.

    #93


    Una de las más dolorosas despedidas de la década, que nos dejó huérfanos de una de las bandas más personales e inimitables del panorama nacional, llegó cuando los algecireños Viaje a 800 decidieron poner fin al proyecto. "Coñac Oxigenado" fue su canto del cisne, el cierre a una discografía tristemente escasa. En su tercer álbum dejaron claro que en cuanto a stoner psicodélico no tenían rival, ni en nuestro país ni probablemente en ningún rincón del planeta. Su estirpe continuó con propuestas tan elogiadas como Atavismo, Híbrido o Medicina. Pero el culto a los Viaje sigue vivo y creciendo.

    #94


    Carl-Michael “Czral” Eide, perro verde (y culo inquieto) de la escena black noruega cuyo merecido prestigio pasa por liderar a Aura Noir y Ved Buens Ende y haber participado más o menos puntualmente en bandas como Satyricon, Cadaver, Ulver o Dødheimsgard. Continuación natural de los nunca bien ponderados Ved Buens Ende, Virus fue un ente gozosamente endogámico que hasta su disolución en 2018 mantuvo inmutables sus postulados esenciales: las complejas y elásticas líneas de bajo que sustentaban los temas, los riffs quebrados y de una pegadiza lobreguez, la voz trémula y arrebatada de Eide. “The Agent That Shapes the Desert” puede que sea el momento más equilibrado de una discografía de una formación que algunos críticos describieron como una mezcla de Talking Heads y Voivod. Casi nada.

    #95


    En su segundo trabajo los cordobeses confirmaron esa sensación latente de que eran una de las bandas más originales e inclasificables del país. Su particular versión de la Odisea navega sobre las olas del hardcore más emocional y atraviesa las tormentas del emo más introspectivo capitaneada por los desesperados textos fraseados marca de la casa. Un disco variado y sin fisuras que siempre deja con ganas de más.
     

    #96


    Ocho años tuvieron que pasar hasta que el debut de Wintersun de 2004 tuviera su continuación. Y vaya si valió la pena. “Time I”, en teoría la primera parte de un doble disco cuya segunda parte hasta la fecha no ha visto la luz, recopiló los puntos fuertes de su debut para crear un larga duración donde la grandilocuencia de su metal sinfónico se apoyó sin ningún disimulo en otros estilos como el power metal o el folk metal en sus escasos cuarenta minutos.

    #97


    Puede que Cascadian black metal sea una de las etiquetas más efímeras que se recuerdan en el mundo del metal, pero no hay duda de que brindó una buena cantidad de bandas a tener en cuenta: Fauna, Fell Voices, Skagos o Ash Borer, entre otras. Pero la más famosa del lote es sin duda la de los hermanos Weaver, Wolves in the Throne Room. Autores de una discografía fértil e inmaculada (si evitamos el polémico “Celestite”, reverso ambient a lo Tangerine Dream de “Celestial Lineage”), en su cuarto álbum se respira trascendencia, una atmósfera henchida de humedad y olor a bosque. Un largo que, en su día, fue una de esas raras novedades que transpiran clasicismo y un sabor a obra canónica tantísimos años después del auge creativo de un género que, pese a todo, sigue renovándose.

    #98


    El lamentable suicidio de David Gold, frontman de Woods Of Ypres, nos dejó sin uno de los grupos de metal extremo más prometedores allá por 2011. Por fortuna, un año más tarde, se editó este disco póstumo, convirtiéndose en la obra más melancólica y sobrecogedora de toda la década. Temas cargados de oscuridad, abiertos a influencias de otros estilos y con ese toque de ironía presente en las letras durante toda la carrera del grupo.

    #99


    Wormed son uno de esos pequeños grandes secretos de nuestro país. Una de esas cosas (el death metal) que hacemos maravillosamente y de las que mucha gente aquí nunca estará orgullosa ni querrá saber nada, como si fuera una plaga o una condena. Y la verdad es que el grupo madrileño no ha parado de reventar oídos y salas por todo el mundo desde que "Exodromos" sobrepasó todos los límites del death técnico en 2013.

    #100


    Que durante once años los seguidores de Yndi Halda hubieran estado esperando el lanzamiento de este disco con tanto ahínco, solo habla del gran interés que suscitaba un grupo que solo contaba con un disco de tres canciones a sus espaldas prácticamente. Y la verdad, es que si algo se puede decir es que no defraudaron en absoluto gracias a un disco que recogió el guante de canciones extensas con gran poso post-rock, pero que para la ocasión incorporó voces que dotaron al disco de un mayor dinamismo.


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