
Título: Okuribito - Despedidas - Departures
Año: 2008
Pais: Japón.
Despedidas quizás sea la película japonesa que mayores elogios haya cosechado por un amplio y variado abanico de público en los últimos años. Puede que ese “apta para todo tipo de público” le haya hecho alzase con la victoria en los Oscar en la categoría de Mejor película de habla no inglesa en la edición del 2008.
Daigo Kobayashi, antiguo violoncelista de una orquesta que se acaba de disolver, acaba vagando por las calles sin trabajo y sin demasiada esperanza. Por ello decide regresar a su ciudad natal en compañía de su esposa. Allí consigue un empleo como enterrador: limpia los cuerpos, los coloca en su ataud y los envía al otro mundo de la mejor forma posible. Aunque su esposa y sus vecinos contemplan con desagrado este puesto, Daigo descubrirá en este ritual de muerte la chispa vital que le faltaba a su propia vida.
Aunque el film se asiente en parte sobre una base bastante excéntrica como es costumbre en el cine oriental, la película está tejida con la suficiente mesura como para encandilar a muy diferentes sectores de público. Por un lado la historia no resulta superficial con lo que se hace con el cariño del público menos comercial, pero por otro lado esquiva la parte más pesada y tediosa en la que fácilmente podría haber caído la historia que nos cuenta, como para gustarle al espectador que no va al cine en busca de una buena película independiente o de autor si no en búsqueda de entretenimiento. Digamos que ese es su mayor acierto, saber situarse a medio camino de muchas cosas con lo que logra interesar a un perfil de espectador muy diferente, algo que no siempre es fácil conseguir y que debe reconocerse como una gran virtud.
Sin embargo, Despedidas no ha llegado a cubrir todas mis expectativas y me ha dejado con la sensación de que ha intentado abarcar demasiadas relaciones y emociones de sus personajes que al final, por desgracia, en esto también se ha quedado a medio camino. Quizás esta intención de abarcar demasiado tenga la culpa también de que sus 131 minutos se me antojen demasiado largos a pesar de estar acostumbrado a películas de largo metraje.
Donde tampoco veo tan acertado ni comedido a su director es en la sensiblería a la que echa mano para contarnos la historia o eso, o es que sencillamente yo no acabo de conectar del todo con el sentimentalismo del guión donde me sobra azúcar y donde personalmente añadiría a la sartén un poco más de humor negro con el que a veces tan bien juega el film.
Por motivos culturales igual tampoco he sabido disfrutar del todo la película puesto que se me ha hecho un poco difícil sentir ese desprecio social de la cultura japonesa hacia esta especie de tanatopraxistas nipones y sin que pretenda establecer una comparación demasiado sólida o seria, siento que contacto y disfruto mucho más con el humor fúnebre de A dos metros bajo tierra.
NOTA: 70
Culpable: Yo diria Little_Wing