Kupak escribió:-GeR- escribió:Como digo,
Hay gente que escapa de esos círculos dentro de lo que cabe por su contexto, o con una voluntad más fuerte y es capaz de librarse de su influencia.
No se si es cuestión de voluntad o simplemente de tener claro lo que quieres y necesitas y lo que te resulta superfluo.
Pero es que a eso es justamente a lo que voy: el fin de la publicidad consiste en crearte un deseo, el de tener un producto, y que te lo tomes como una necesidad vital (cuando en realidad está bien lejos de serlo).
Hace poco leí un interesante artículo sobre la producción de frutas y verduras a partir de semillas transgénicas. El caso es que, como todos sabemos, las frutas y verduras de los súper no saben absolutamente a nada (especialmente en el caso de grandes ciudades); sin embargo, su aspecto es fantástico, digno de catálogo del mejor gourmet. Había varios comentarios de compradores entrevistados, y se me quedó en la mente el de una señora que decía que
sabía de sobra que no sabían a nada; no obstante las compraba por su aspecto, porque le entraba por los ojos, y al llegar a casa, probarlas y comprobar que efectivamente no saben a nada se prometió a sí misma no volver a comprarlas. Pero que llegó el día de la siguiente compra... y lo volvió a hacer.
Se trata de comprar cosas absolutamente innecesarias, o a un precio desorbitado, cuando bien no lo necesitamos o bien lo podemos encontrar mucho más barato. ¿Por qué hacemos esto? Es evidente que nos influye los cientos de impactos publicitarios al respecto (hay decenas de estudios de gente con bastante prestigio que avalan esto que estoy diciendo).
Yo mismo que estoy criticando esto me he visto en la situación de estar en el súper y comprar determinada marca porque considero que es mejor el producto; intento limitarme lo máximo posible y me cuestiono las razones por las que considero por qué es mejor ese producto, y a pesar de todo ello muchas veces acabo cayendo. Y no es sólo la publicidad, hay mil aspectos que condicionan a uno a la compra de un producto o no: colores del producto, asociación de la marca con determinados valores ideológicos o morales, ubicación del producto en la estanteria (a la altura de los ojos, por encima o por debajo), la música que suena de fondo, ubicación del producto en el supermercado (como más de uno se habrá dado cuenta, las cosas más innecesarias están justo en la caja, para que puedas verlas mientras esperas la cola)... podría tirarme mucho citando este tipo de estrategias. Cualquiera que haya trabajado en un super, o de comercial, o al fin y al cabo en cualquier sitio donde tengas que incentivar la venta, podrá contarte esto de sobra.
Y no hay que ser demasiado inteligente para ello. Recuerdo cuando trabajé hace muchos años en una cadena de fast food, era el mejor vendedor de lejos. Ejemplo fácil de cómo coaccionar a alguien con una mentalidad débil:
Dramatis personaeCLIENTE: Es musculoso y con cara de pocos amigos. Pelo rapado y piercing blanco en el lateral del labio. Va acompañado de
NOVIA DEL CLIENTE: Tetona y escotada, pelo recogido hacia atrás al máximo. Pendientes dorados de aro.
YO: Me conoces de sobra.
Empieza la función:
CLIENTE: Serio y con voz grave Ponme un menú.
YO: (Con voz aguda y titubeante, acompañando de gesto apretado con el dedo pulgar y anular) ¿Lo quieres pequeño...
(cambiando bruscamente el tono de voz a uno firme, rotundo y grave, acompañando un amplio gesto con ambas manos) ... o grande?
El CLIENTE mira sus músculos pronunciados. Mira a su NOVIA, que empieza a acusarle con la mirada, como queriendo decir que es muy poca cosa si se atreve a comer poquito. Eso no es cosa de hombres.CLIENTE: (Firme) Grande grande, lo quiero grande.
La NOVIA asiente disimuladamente con la cabeza. YO evito hacer un chiste.
YO: Muy bien,
(volviendo a achicar la voz ¿sólo querrás eso...
(y agrandándola de nuevo, mostrando rotundidad acusadora o querrás un postre para acompañar?
Al CLIENTE no le hace falta girar la cabeza para sentir de nuevo la mirada acusadora de su NOVIA. Él es un hombre, un hombre de los que comen bien, y de los que lleva a su novia a comer fuera de casa porque tienen dinero. Es ahora o nunca.CLIENTE: Sí sí, quiero postre
(probablemente, él no hubiera puesto acento a los afirmativos; ni a los afirmativos ni a nada, vamos). Mi
NOVIA también querrá un menú.
YO: (Cambiándo ahora y mirándola a ella) ¿De qué lo querrás?
CLIENTE: (Contesta por ella. Él domina la situación. Él - es - EL - HOMBRE) Lo querrá de
x.
YO: (Mirándola fijamente) ¿Y no querrás una ensaladita para acompañar?
La cara de ella se vuelve angustiosa. Mira a su tripita. Realmente, no tiene nada, pudiera decirse incluso que es anoréxica, a pesar de su notable pecho sin sujetador. Su chico la observa. No quiere que esté gorda. Ya va a comerse un grasiento menú de x, ¿y si se pone a engordar? Si engorda, sabe que él la dejaría. Y eso no puede ser. La NOVIA le mira y asiente con la cabezaCLIENTE: Sí, quiere una ensalada.
YO: Son 15 euros.
(Yo pienso que a este ritmo, soy yo el que me llevo las comisiones por ser el mejor vendedor de la provincia, y así es)-------
Y así una venta de 10 euros se transforma mágicamente en una de 15. Son 5 euros extra de beneficio que acabo de obtener. Multiplica por 200 al día. Ahora multiplica por 5 vendedores en el local. Ahora multiplica por 15 locales por provincia. Y ahora por 7 días a la semana.
Así es como se juega con alguien con mentalidad débil.